Miembro de Hogares Nuevos, diácono permanente

El obispo de Santa Rosa, monseñor Raúl Martín, presidió, el sábado el 6 de abril, la ordenación diaconal de Víctor Hugo Gogol en la catedral de Santa Rosa.

“Hoy es un día de fiesta, no solamente para los que estamos aquí, sino para toda la Iglesia. Siempre lo es, cada vez que Dios tiene la oportunidad de hacernos un regalo”, expresó al comienzo de su homilía.

Así, describió que, “en cada una de las celebraciones sacramentales, el Señor se mete allí, en medio de nuestra vida, para sostenernos, para recordarnos que está su gracia allí y que no nos deja caer, que nos quiere plenos, nos quiere felices. Por eso, hoy la Iglesia celebra, en medio de un mundo muchas veces disfrazado de pagano, pero necesitado tanto de Dios”.

Refiriéndose a las lecturas del día, describió dos imágenes: “Una, muy descriptiva del mundo en que vivimos: la dificultad para creer. Hoy se nos dificulta tanto gritarle y decirle a nuestro mundo que Dios está vivo en medio nuestro y que nos llama a la plenitud de la felicidad amando; que en esta vida no termina todo, sino que la tenemos en plenitud junto a Dios”, expuso.

La segunda, indicó, se refiere a los discípulos, que “son capaces de decirles a los que mandan: ‘Hay que obedecer a Dios primero, más que a los hombres’. Y el sanedrín trata en vano de hacerlos callar”.

Dirigiéndose a quien sería inmediatamente ordenado diácono permanente, quien estaba sentado en el primer banco, junto a su mujer -Silvia- y sus hijos, destacó el lema elegido por el ordenando: “Vigilaré para ver qué me dice el Señor” (Hab. 2,1), y destacó que el paso que iba a dar Víctor Hugo constituye “un ‘sí’ en libertad de alguien que dice: ‘Quiero parecerme a este Jesús servidor’, este Jesús que se inclina frente a los enfermos, los muertos, el dolor”.

“Este es el Cristo servidor, Víctor, al cual fuiste respondiendo a lo largo de tu vida, y esa respuesta dio origen a una capacidad de escuchar que el Señor te invitaba todavía a un algo más como servicio, a esta diaconía en medio de tu realidad como padre de familia”, animó.

“Hoy, el Señor te invita a acercar tu corazón al suyo, con toda la gracia que viene de la mano de lo que Él nos pide. Siempre que nos pide algo, nos va a dar la gracia de poder responder. Siempre cuenta con nuestra libertad, pero nunca nos deja faltar su gracia”, consideró.

El prelado concluyó deseando a Víctor “que experimente la alegría profunda de hacerse servidor de todos y de vivir esa voluntad de servicio” que es el diaconado permanente.

Fuente: aica.org

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